Fuente: maixua
Si bien los médicos recomiendan realizar 30 minutos de ejercicio físico al menos dos veces por semana, la mayoría de las personas hace oídos sordos a esa recomendación · La vida sedentaria sigue ganando terreno en del siglo XXI, y según un artículo publicado en enero de 2007 en la revista “Reviews of Neurology” de Nature, no sólo sale perdiendo la salud corporal.
De acuerdo con la noticia divulgada por la Agencia CyTA_Instituto Leloir, el ejercicio aeróbico, como correr, andar en bicicleta y caminar rápido con una intensidad moderada durante lapsos extensos, también ayuda a tener una mejor salud de la mente y un mejor rendimiento de las habilidades cognitivas.
“La participación en actividad física ha sido asociada a la reducción de desórdenes físicos (por ejemplo, la enfermedad cardiovascular, el cáncer de colon y de mama, y la obesidad) y mentales (por ejemplo, la depresión y la ansiedad) a lo largo de la vida adulta”, destacan los autores de trabajo, Charles Hillman, Kirk Erickson y Arthur Kramer. Y agregan que el impacto del sedentarismo es alarmante tanto en adultos como en chicos.
“Los factores del estilo de vida están relacionados con un comienzo más temprano de diversas enfermedades crónicas (como la obesidad y la diabetes tipo II)”, señalan los autores. Un dato no menor es que en países donde hay un mayor grado de sedentarismo, como en los Estados Unidos, las generaciones más jóvenes podrían vivir vidas menos saludables que sus padres.
Los costos económicos de la vida sedentaria impactan tanto en los países desarrollados, como en las naciones en vías de desarrollo. En el año 2000, en todo el mundo, los costos médicos a causa de la inactividad física alcanzaron los 76 mil millones de dólares.
La observación de la actividad cerebral de los seres humanos a través de las modernas técnicas de neuroimágenes permite comprobar los efectos positivos de hacer ejercicio físico sobre la estructura y la función cerebral.
Las primeras investigaciones en este campo se realizaron en la década de 1930, pero debieron pasar más de 40 años para que comenzasen los estudios sistemáticos. En la actualidad, diferentes trabajos realizados en niños y adultos jóvenes demuestran que existe una relación positiva entre hacer actividad física –sobre todo gimnasia aeróbica– y el desempeño cognitivo en chicos de edad escolar (entre los 4 y 18 años) en diferentes áreas académicas, como los exámenes orales, la comprensión de textos, y las matemáticas.
Asimismo, los estudios muestran que el incremento en la cantidad de tiempo dedicado a las actividades de salud física no está acompañada de una declinación en el rendimiento académico. “Las implicaciones de estos hallazgos son importantes para promover una mejor salud física, sin la pérdida de otros beneficios educacionales en chicos de edad escolar”, resaltan Hillman, Erickson y Kramer.
Con respecto a los adultos jóvenes, los autores remarcan que hay escasa bibliografía científica sobre los beneficios neurofisiológicos de la actividad física. En el rango de adultos mayores, sin embargo, existen numerosos estudios que evalúan el impacto del estilo de vida en el rendimiento cognitivo.
Existen diversos factores asociados a una reducción del riesgo de sufrir desórdenes neuro-degenerativos con el paso de los años. Además del ejercicio físico, se citan a la interacción social, la dieta y el desarrollo intelectual. En pruebas realizadas en personas de entre 60 y 80 años, se demostró que hacer gimnasia tiene resultados positivos en el desempeño cognitivo.
“Aunque hay una multitud de respuestas sin responder en relación a la actividad física y la cognición en adultos mayores, en un rango amplio de edades, hay evidencias de una relación entre un buen estado físico y mejoras en varios aspectos de la cognición. En conjunto, los resultados sugieren que la actividad física es beneficiosa durante toda la vida humana”, destacan los investigadores.
Por investigaciones realizadas en animales, se han observado diferentes cambios moleculares y celulares en el cerebro luego de la actividad física. Por ejemplo, los ambientes que incluyen equipos de ejercicios (como ruedas para correr) para los animales de laboratorio, tienen un efecto positivo en los sistemas neuronales que están involucrados en el aprendizaje y la memoria.
Se sabe que ciertas moléculas producidas por las neuronas, como la denominada BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), responsable de los cambios neuronales asociados con el estrés crónico, aumentan su concentración luego de que el organismo realiza ejercicio aeróbico. De todos modos, la ciencia está tratando de comprender los mecanismos moleculares y celulares que sostienen ese fenómeno.
El gran desafío es comprender lo que sucede en los diferentes estadios del cerebro en las distintas etapas desde la infancia hasta la vejez. Por ahora, podemos decir que el viejo dicho latino, “Mens sana in corpore sano” mantiene toda su vigencia. (APF.Digital)
miércoles, 12 de marzo de 2008
UN ESTUDIO DESTACA LOS BENEFICIOS COGNITIVOS DEL EJERCICIO FISICO
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